El auge de la medicina y la cirugía estética han popularizado la creación de clínicas “low cost”, promociones comerciales muy agresivas y una masiva exposición a modelos de belleza irreal a través de las redes sociales. Todo ello está conllevando una percepción equivocada sobre las operaciones y tratamientos estéticos. Y es que someterse a una cirugía o un tratamiento estético no es como ir a la peluquería.

En la última década, las cirugías casi se han duplicado en España. En 2010 se realizaron 119.637 intervenciones estéticas; y en 2019 fueron 221.935 según los últimos datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS).

Sin embargo, las alarmas saltaron cuando la noticia de Silvia Idalia Serrano se hizo eco entre los medios de comunicación. La joven de 34 años quedó en coma tras someterse a una triple operación de cirugía estética en una clínica de Madrid el pasado julio.

“Poca profesionalidad”

Las complicaciones en las operaciones no son la norma, pero tampoco son una excepción; son inevitables ante la proliferación de clínicas low cost donde, a menudo, se realizan intervenciones con “poca profesionalidad”.

Además, ante el abuso excesivo de las promociones agresivas, poco a poco se está banalizando la cirugía estética. Algunas de estas promociones son realizar 2×1 en tratamientos estéticos, algo totalmente novedoso y barato que incita a los pacientes a realizarse no uno, sino dos tratamientos estéticos.

“El cirujano opera, pero es el paciente quien cicatriza”, destaca el cirujano Izquierdo, especialista de Medicina y Cirugía Estética Muguerza-Franco. “Cada cuerpo es diferente y por ello cada persona responde de manera diferente a los tratamientos y operaciones estéticas”.

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