Afecta al 80% de las mujeres occidentales con independencia de su peso corporal y en los casos más graves su origen es bacteriano

La celulitis es una afección de la piel que sufren el 80% de las mujeres occidentales en algún momento de su vida y a un 10% de los hombres. Hasta hace poco no se consideraba una enfermedad ya que no representa una amenaza grave para la salud pero las que están provocadas por infecciones bacterianas pueden ser potencialmente serias.

Se trata de la acumulación del tejido adiposo en forma de nódulos y hoyuelos que se percibe a simple vista o al pellizcar la piel, y que presenta un aspecto similar al de la piel de una naranja. Las causas de su aparición pueden ser hormonales por lo que está muy ligadas a las etapas de la mujer, pero también están íntima y directamente relacionadas con el estilo de vida, la alimentación y la práctica deportiva.

Se localiza principalmente en los muslos, el abdomen, las caderas o las nalgas aunque puede aparecer en otras zonas como en la cara interna de los brazos y afecta a la autoestima y la calidad de vida de quienes la padecen.

¡Cuidado con confundir Celulitis con Lipedema!, una sería enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud, de la que ya hemos hablado en nuestro Blog y que se visualiza por la desproporción entre la partes superior e inferior de nuestros cuerpo (gordita de piernas y delgada e cintura para arriba).

Grados y Tipos de Celulitis

Existen varios grados y tipos de celulitis, clasificados según su gravedad y apariencia:

Grado I.  No presenta ninguna alteración a simple vista, sin embargo, en el estudio histopatológico, esto es el estudio de las células y los tejidos, sí se observa un incremento de la permeabilidad de la piel

Grado II. Presenta una piel lisa, sin síntomas, incluso si la persona está tumbada, pero si la comprimes entre los dedos o cuando se contraen los músculos observas surcos propios de la celulitis y disminución de la elasticidad.

Ambos grados pasan desapercibidos a primer golpe de vista.

Grado III. Muestra una celulitis visible en posición de reposo en la que es apreciable el aspecto de piel de naranja. Si la presionas verás una granulación en la piel profunda que puede llegar a ser dolorosa.

Grado IV. Ese tipo de celulitis presenta un aspecto parecido al grado III pero más acentuado, visible y con mayor dolor. Puede aparecer en mujeres posmenopáusicas o con problemas de obesidad.

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Otra manera de clasificar la celulitis es de acuerdo a su aspecto. En este caso hablamos de celulitis dura, blanda, edematosa o mixta:

Dura. La piel se presenta dura al tacto y compacta con tejidos tonificados y puede ser muy dolorosa. En ocasiones está sometida a tanta presión que los tejidos pueden rasgarse originando estrías.

Es propia de mujeres jóvenes activas que practican ejercicio por lo que resulta más complicado detectarla.

Edematosa. La persona que la padece puede sentir dolor y también sufrir hinchazón de las piernas y los pies. Se localiza exclusivamente en las extremidades inferiores.

Es la menos frecuente, pero la más severa aunque puede tratarse con buenos resultados.

Blanda. En este caso la piel es flácida, los tejidos se muestran blandos y se balancean con el movimiento. Se identifica fácilmente y es más complicada de tratar que la anterior.

Suele ser habitual en personas sedentarias, sobre todo, a partir de los 40 años. También puede aparecer en personas que han perdido peso de manera muy rápida. Se localiza esencialmente en glúteos, caderas y piernas.

Mixta. Resulta la más habitual, ya que combina características de diferentes tipos de celulitis y se localiza en diferentes partes del cuerpo.

Celulitis infecciosa

Dado que la celulitis infecciosa es provocada por una bacteria del tipo estreptococos o estafilococos que afecta a las capas más profundas de la piel, principalmente de las piernas y los pies, hemos considerado oportuno sacarla de las clasificaciones anteriores para hacer notar su carácter específico. Las bacterias que la provocan pueden penetrar en el cuerpo a través de diferentes medios:

  • Lesiones abiertas como picaduras, cortes, tatuajes, etc.
  • Afecciones crónicas como eccemas o pie de atleta.
  • Enfermedades como la culebrilla o la varicela.
  • Edema crónico de las extremidades causado por problemas linfáticos, injertos de derivaciones coronarias.

Las personas que la padecen presentan diferentes síntomas como piel sensible y enrojecida pudiendo estar inflamada e incluso caliente o llegar a presentar ampollas.

Dado que existen diferentes grados de celulitis infecciosa y ante las posibles complicaciones derivadas de ella –puede llegar a provocarte endocarditis o síndrome de choque tóxico–, es necesario que consultes con un especialista médico que establezca el tratamiento necesario.

Antes de iniciar cualquier tratamiento, tanto tópico como apoyado por aparatología o basado en una intervención quirúrgica es imprescindible ponerse en manos de especialistas como los del equipo de Medicina y Cirugía Estética de Muguerza-Franco, para determinar lo más conveniente. Llama sin compromiso al 638 852 942 o remítenos un formulario a muguerza@muguerzafranco.com